Retro Review Dragon Age: Origins - Parte I
En estos días de cuarentena he vuelto a explorar las maravillas de juegos del pasado, esos de los que uno nunca se cansa, bien por una historia bien trabajada, por un diseño grandioso para su época o una banda sonora de muerte. Lo cierto es, que esos grandes títulos que te llegaron al alma y la llenaron de diversas emociones no se olvidan, aquel que juego cuya historia impactante te mantuvo por horas delante de la PC o de la consola, porque querías saber más, disfrutarlo más. No se me puede culpar por ser un nostálgico empedernido. Mientras otros disfrutan de nuevos juegos (y seamos sinceros, yo también) unos pocos rememoran joyas del pasado, ya me he acostumbrado al hecho de que la casi siempre, los juegos que a mí me gustan y me siguen gustando, son “anticuados” o no gustan a la inmensa mayoría de hoy. Aunque, este título que da nombre al artículo, podría ser una excepción. Se trata de Dragon Age: Origins. Un título que, en lo particular, en su momento fue un soplo de aire fresco tras varias decepciones del genero de RPG occidental. Y de esto hace ya más de 10 años, desde su lanzamiento en noviembre del 2009, pero podría apostar que, a menos que seas un obseso de las gráficas y mecánicas actuales, Dragon Age: Origins te va resultar fascinante en todos los aspectos, no obstante, y para rememorar, a la vez que dar a luz a los más neófitos, voy hacer una retrospectiva de lo que fue el juego y lo que sigue siendo hoy en día.
Dragon Age: Origins es ese tipo de juego tan rico en detalles que en un comienzo puede ser abrumador, pero para los amantes del género, resultara una experiencia reconfortante a la vez que gratificante. Hablamos de horas y horas de juego, con una trama rica en detalles, extensa y bien elaborada, documentada y respaldada por un códice que nos cuenta la historia del mundo en el que se desarrolla, vale la pena destacar, que Dragon Age y el universo en el que se desarrollar no se basa en una ambientación de rol o manuales con reglas como podrían ser D&D, en vez de ello BioWare ha creado su propio universo, lore y reglas propias. Y la verdad son bastante extensas e interesantes, el solo leer el códice te puede llevar bastante tiempo, pues abarca en todo detalle, desde la historia conocida de cada personaje jugable hasta de personajes no jugables pero importantes para la historia. Las entradas del códice se van rellenando a medida que explorar el mundo, consigues libros, aprendes nuevos conjuros o habilidades. Además de registrar todos los acontecimientos y decisiones que tomes, así como las conversaciones que tengas y, déjame decirte que no son pocas.
Como es natural en este tipo de juegos de ámbito rolero, el combate no lo es todo, tenemos un mundo amplio que explorar y cientos si no más, de conversaciones que iniciar y resolver. Las conversaciones vienen dadas por diálogos prefijados, que pueden variar dependiendo de nuestro personaje y su origen, además las respuestas a elegir son variadas y definirán el carácter y por decirlo así el alineamiento de nuestro personaje. Pero no esperes un eje de bien o mal, en Dragon Age, las decisiones son más bien pragmáticas y el mundo de por si es oscuro y duro, enseñando una crudeza palpable. Dentro de las conversaciones y sus elecciones se activarán muchas veces varias de las habilidades sociales de que las disponemos y resolverlas de una u otra forma pueden desencadenar otras escenas, sucesos o desenlaces distintos. Por ejemplo, no es lo mismo persuadir que intimidar, en ambas se usa la habilidad de Coerción, pero en la primera los bonos se alimentan de la astucia, mientras que en la segunda es respaldada por la fuerza. Ni que decir que intimidar a un soldado no siempre sale tan bien como persuadirlo.