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01.04.2019

7 Jefes importantes en la trama que en realidad no son lo que esperábamos - Parte II

5. Lord Sadleer, Resident Evil 4


Otro de los grandes títulos de su generación, de la mano de Capcom, no vamos a negar que fue un gran juego y, que al menos particularmente, lo disfrute como un enano. Siendo además protagonizado por uno de mis personajes favoritos de la saga; el gran Leon S. Kennedy. Pero tampoco se puede ocultar que la saga aquí perdió ese toque de terror, para llevarlo más a la acción, que se fue sucediendo hasta el Resident Evil 6, y que solo fue recuperada en Resident Evil 7. A pesar de ello, fue un gran título, la trama era muy buena, el protagonista muy carismático y nos mantuvo en vilo de principio a fin. En un pueblo lejano de los pirineos españoles. Una antigua plaga parasitaria se hizo con el control de los residentes, y como si de una religión se tratara; Lord Sadleer comandaba a todos estos sus subordinados. A lo largo de nuestra aventura suicida por salvar a Ashley Graham, la hija del presidente, y nuestra principal misión, nos enfrentamos a los ganados (las plagas más comunes) en sus diversas formas, armados con picos, palas, antorchas, dinamitas y hasta motosierras. Nos enfrentamos a diversos jefes, cada uno más grotesco y peligroso que el anterior. Incluso a plagas con armas de fuego, los guardianes de Salazar que eran rápidos y casi invulnerables. Al mismo al alcalde, a un grotesco Salazar mutado o Jack Krauser cuya batalla es de lo más interesante. Recorremos todo el territorio, pasando por tramas enrevesadas, explosivos, nos enfrentamos a un mastodonte acuático, a una horda de aldeanos enfurecidos, a un par de hermanas locas con motosierras, a gigantes titánicos, a criaturas que ni imaginábamos que existían e incluso a los repugnantes regeneradores. Tras hordas y hordas de enemigos y ya con Ashley en nuestro poder. Por fin nos vemos a cara a cara con Sadleer, el responsable de la liberación de la plaga y quien las controla. La fuente de todo mal… y no podría haber sido un enemigo más patético, como jefe final. Nos limitamos a correr y disparar con todo el súper armamento que a esta altura del juego tenemos. Accionamos palancas y lo golpeamos con una grúa, y solo debemos hacer esto un par de veces, hasta que Ada Wong nos lance un magnifico lanza misiles mejorado con la marca “mata a Sadleer” basta con un disparo de esta maravilla para hacer de Sadleer una masa informe de huesos y carne en el suelo. Un personaje que nos molestó durante todo el juego, pero que, a la hora de la verdad, no dio la talla como jefe final.

4. Lecho del Caos, Dark Souls


Dark Souls, es uno de esos juegos que nos sorprendieron gratamente, si bien es verdad que su predecesor, Demon´s Souls ya había cogido esta fórmula, no se puede negar ni el éxito ni la epicidad de su existencia. Una historia maravillosa, un lore extenso y bien hilado, que, si bien no se explica del todo y con detalle, da para sacar muchísimas conjeturas y hacerte una idea general. La introducción del juego nos puso los pelos en punta a más de uno y aún hoy. El juego es famoso por su dificultad elevada, aquellos que estaban acostumbrados al recorrido y los enemigos fáciles, se quedaron bastante frustrados. De hecho, el juego es una frustración constante, hasta que aprendes las mecánicas y la reglas del Souls. No precipitarse, morir es inevitable. Cualquier enemigo piltrafa del montón puede matarte si no andas con ojo. Dark souls nos enseñó diversos escenarios esplendorosos, otros grotescos, llenos de criaturas y enemigos que nos hicieron la vida imposible. Cada zona además estaba regida, como no, por un jefe. Cada jefe tenía una táctica a seguir, y moriríamos más de una vez contra cada uno ellos. Estos jefes por lo demás, tenían diseños únicos y geniales. Algunos eran gigantescos, otros más agiles. Sus patrones de movimiento cambiaban y nos dificultaban muchísimo las cosas. Pero aun así seguíamos avanzado. En nuestro camino se nos revela que debemos enfrentarnos a los grandes Dioses que vemos en la introducción; la alegría y pánico por igual, nos embargaba. Después de enfrentar a dragones, demonios, gárgolas, arañas mutantes, golems, y a los míticos Ornstein y Smough. Nos esperábamos batallas épicas y lo fueron. Nito, señor del Cementerio, el dragón pálido descamado, los 4 reyes. Entonces es cuando llegamos a Izalith perdida.

Tierra de demonios y cuna de la bruja de Izalith y sus hijas del caos. De la cual ya nos habíamos enfrentado a Quelaag. Teníamos que enfrentarnos a la poderosa bruja de Izalith en todo su esplendor. La madrina de toda la piromancia, la madre de todos los demonios, la creadora de la llama del caos. Cuando por fin nos encontramos cara a cara con ella… No es ni sombra de lo esperado. Si bien, sabíamos que había mutado, nos esperábamos algo más “grotesco” pero lo que nos encontramos, es a un árbol viviente cuya forma de hacernos morir es hacerte caer por el vacío al azar. De hecho, la batalla es de azar, pero solo requiere que le demos un golpe para matarla. En realidad, son tres, pero dos de esos golpes no van al jefe sino a sus extremidades que al parecer no son parte del enemigo si no son "otra cosa". Al final, ella… "eso" mismo, rompe el suelo, solo para ver que podemos bajar por una rampa, eso si no nos caemos o nos tumban. Recorrer un camino, quitando ramas de en medio y encontrarnos con la verdadera Izalith o el “Lecho del Caos” que no es otra cosa que un insecto, al que debemos darle un único golpe y matar a la mítica Izalith… Uno de los peores jefes de Dark Souls sin duda y que no le hacen nada de justicia a este personaje que por lore es uno de mis favoritos. Si bien no es como tal el jefe final (que vendría siendo Gwyn) siendo uno de los Dioses primigenios y una de las grandes almas, entra en categoría de jefe importante, pero bastante decepcionante.

5.0 (6)
Autor Gwyn
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